Compresas calientes y frías

Una compresa es una tela fina o gasa que, doblada varias veces para formar una tira, se emplea para contener hemorragias, cubrir heridas, aplicar algún medicamento o calor local.

Se puede describir también como el trozo de tela o lienzo usado para tratar heridas que no es venda ni vendaje y pueden ser simples o acolchadas y usarse como complementación a los cataplasmas o emplastos y pueden ser considerados como un tipo de apósito.

Las compresas terapéuticas son usadas desde la antigüedad como parte de medidas primarias o conservadoras de atención de lesiones traumáticas o por enfermedades y pueden estar impregnadas de sustancias medicinales o medicamentos para el dolor, la inflamación o la hemostasia.

También se usan frías o calientes como parte de medidas caseras o primarias analgésicas y antiinflamatorias. Las compresas quirúrgicas esterilizadas son elementos indispensables en quirófanos para absorber líquidos corporales y mantener la mejor visualización del área quirúrgica o para el secado de las manos después del lavado.

Decide si aplicar un tratamiento caliente o frío.

Cuando hayas evaluado la lesión adecuadamente y te hayas asegurado de que no es una emergencia médica, podrás decidir cuál es el curso apropiado de tratamiento. Con frecuencia, las personas preguntan si, en el caso de las lesiones menores, el tratamiento ideal es con frío o con calor. Ten presente que ambos son útiles en diferentes situaciones.[6]

  • Aplica hielo directamente después de haber sufrido una lesión. Por lo general, el hielo es el mejor tratamiento dentro de las primeras 48 horas posteriores a un traumatismo. El frío reducirá la hinchazón, el dolor y las señales de inflamación.
  • El calor es útil para los dolores musculares que no estén asociados con una lesión específica. También puedes aplicar calor sobre tus músculos antes de una actividad o deporte que suela producirte dolores musculares, a fin de relajarlos y calentarlos.


Cómo hacer una compresa caliente simple para dolor muscular

Una “compresa caliente” sirve para aliviar el dolor muscular. Puede ser útil para aliviar el dolor en el caso de lesiones crónicas o aquellas que tienes más de un día de antigüedad.[1] Si estás tratando una lesión muscular aguda (reciente en las últimas 24 a 48 horas), debed tratarla con hielo. No olvides tener en cuenta que si tu lesión es grave, debes acudir a un médico profesional o a un fisioterapeuta.

Preparación para una compresa caliente:

  1. Llena un recipiente con agua muy caliente.
  2. Añade 4-5 gotas de Aceite Esencial de acuerdo al tratamiento o a la lesión.
  3. Sumerge un pedazo doblado de tela de algodón estéril en el agua preparada.
  4. Escurre el exceso de agua.
  5. Coloca el paño humedecido en la zona afectada hasta que alcance la temperatura corporal.
  6. Repite los pasos del 3 al 5 de dos a tres veces.

Calienta todo tu cuerpo.[2] En lugar de hacer una compresa para un área específica de tu cuerpo si tienes varios músculos adoloridos o si presentas dolor en todo tu cuerpo luego de una rutina de ejercicio agotadora, calentar todo tu cuerpo puede ser una manera efectiva para aliviar el dolor (y también puede aceleran el proceso de recuperación después de una rutina de ejercicios). Las opciones incluyen:

  • tomar un baño caliente;
  • tomar una ducha caliente;
  • entrar en un jacuzzi caliente;
  • entrar en una cámara de vapor;
  • ir a un sauna.

Toma las precauciones necesarias. Si vas a tratar músculos adoloridos con calor con regularidad, es importante tomar las siguientes precauciones:

  • Permanece hidratado al tomar mucha agua (por lo menos, 8 vasos al día). Una exposición prolongada al calor puede causar deshidratación, de modo que es importante tomar una gran cantidad de agua.[3]
  • Ten cuidado de no quemarte. Verifica la temperatura de la toalla antes de usarla o, si usarás una almohadilla térmica o una botella de agua caliente, puedes envolverlas con una toalla fría antes de usarlas para asegurarte de no te quemarás la piel.[4]
  • Revisa que no haya ampollas en la piel. Si esto ocurre, o si experimentas dolor, quita la compresa. Tu cuerpo generalmente te dirá cuando algo sea demasiado caliente.

Entiende por qué el calor puede generar alivio y ayudar a calmar el dolor muscular. El calor ayuda a los músculos adoloridos a relajarse al estimular el flujo sanguíneo en el área y disminuir los espasmos musculares.[5]

  • El dolor muscular se produce comúnmente en músculos sobrecargados debido a la acumulación de una sustancia llamada ácido láctico.[6]
  • El ácido láctico es una sustancia metabólica derivada de extenuantes sesiones de ejercicio (o deportes rigurosos). Para eliminar este ácido, es necesario incrementar el flujo sanguíneo en el área del músculo adolorido.[7]
  • Ten en cuenta que si tienes dolor crónico en los músculos, aplicar calor antes de hacer ejercicios (o antes de un evento deportivo) puede ayudar a aliviar cualquier dolor que puedas sentir estando en actividad.[8]

Prueba otras opciones. Si tienes una almohadilla térmica o una botella de agua caliente en casa, estas pueden funcionar como “remedios caseros” rápidos y efectivos para el dolor muscular.[9] Si sientes dolor en los músculos con regularidad, es posible que debas invertir en una almohadilla térmica o botella de agua caliente para evitar tener que hacer tu propia compresa caliente con una toalla y agua caliente cada vez que necesites una.


La preparación para una compresa fría:

Es bueno aplicar compresas frías a las lesiones a fin de reducir la inflamación y el dolor alrededor del área lastimada. Estas podrían ser desde un trapo empapado en agua fría hasta una almohadilla o compresa comercial que se enfríe en el congelador o por acción química. Las compresas frías son una parte necesaria en el tratamiento de las lesiones del tejido blando y conocer la manera apropiada de prepararlas y aplicarlas es un tema importante dentro de los primeros auxilios básicos.

Reemplaza el agua caliente de la preparación anterior con agua fría de hielo y sigue con los pasos 2 a 6 .

Ten presente que cuando se trate de compresas frías tendrás varias opciones. Algunas de estas están disponibles en las farmacias y hay otras que puedes hacer tú mismo en casa. Si bien cada opción tiene ventajas y desventajas únicas, todas funcionan esencialmente de la misma manera: mantienen la lesión fría a fin de prevenir la hinchazón y la inflamación.

  • Compresas frías de gel. Estas compresas están rellenas de un gel que permanece frío cuando se pone en el congelador antes de usarse. Por lo general, se mantienen frías mucho más tiempo que otras opciones, ya que salen directamente del congelador. Además son reutilizables, algo que resulta muy atractivo si tienes en cuenta el costo del producto. Sin embargo, habitualmente solo pueden utilizarse en casa, dado que comienzan a calentarse cuando las sacas del congelador.[7]

  • Compresas frías instantáneas. Están rellenas con dos químicos diferentes separados por un plástico. Cuando se aprietan, el plástico se rompe, lo que permite que ambos químicos se mezclen, reaccionen y se enfríen. A diferencia de las compresas frías reutilizables, estas son portátiles y se pueden utilizar en cualquier parte, siempre y cuando los dos químicos no hayan entrado en contacto entre sí antes de usarse. Esta característica las hace ideales para tener a mano en los eventos deportivos, sin embargo no son reutilizables.[8]

  • Bolsas de hielo hechas en casa. Toma una bolsa de plástico y llénala con cubitos de hielo. Luego agrega el agua apenas necesaria para cubrir el hielo. Aprieta la bolsa para retirar todo el aire y séllala. Estas bolsas son una buena opción en caso de apuro, si no tienes una compresa fría comercial. Los inconvenientes son que no duran tanto y que la condensación en el exterior de la bolsa te podría mojar la piel y la ropa.[9]

  • Toallas heladas. Este es otro método casero que puedes utilizar. Moja una toalla y escúrrela bien, a fin de que solo quede húmeda. Colócala dentro de una bolsa de plástico y ponla en el congelador por 15 minutos. Luego podrás envolverla alrededor del área lesionada. Esta opción tampoco conservará el frío por mucho tiempo, por lo que tendrás que poner y sacar la toalla del congelador a fin de mantenerla fría

Envuelve la compresa en una toalla. Esto es importante, porque si aplicas la compresa directamente sobre la piel esta podría producir una quemadura por frío. Asegúrate de que la compresa permanezca separada de la piel por una toalla durante toda la duración del tratamiento.[11]

Aplica la compresa. Presiónala un poco a fin de asegurarte de que toda el área afectada reciba el frío adecuado.[12]

  • De ser necesario, puedes asegurar la bolsa de hielo con una venda o envoltorio no adherente. Envuelve ligeramente la venda alrededor de la bolsa de hielo y el área lesionada. Asegúrate de no ajustar mucho el vendaje o podrías cortar la circulación. Si la extremidad comienza a ponerse azul o morada, el vendaje está demasiado apretado y deberías retirarlo inmediatamente.

Retira la compresa cuando hayan pasado entre 15 y 20 minutos. No la dejes por más tiempo o te arriesgas a provocarte una quemadura por frío. Asegúrate de no quedarte dormido mientras usas la compresa, porque esto podría resultar en que la tengas puesta por varias horas y te produzca daños en la piel. Es recomendable que pongas una alarma o que le pidas a alguien que te avise cuando hayan pasado los 20 minutos.[13]

  • Si usaste una compresa fría química, deséchala después de usarla. Si utilizaste una compresa de gel o una toalla, vuelve a ponerla en el congelador a fin de prepararla para la siguiente sesión de tu tratamiento.

Repite el proceso a las 2 horas. Asegúrate de que el área afectada ya no esté adormecida por el frío. De ser así, espera hasta recuperar la sensibilidad para reaplicar la compresa. Sigue con el tratamiento de aplicarte la compresa fría por 20 minutos cada 2 horas durante 3 días, o hasta que la hinchazón haya desaparecido completamente.[14]

Visita al médico si tus síntomas no mejoran. Considera que si después de 3 días de tratamiento con hielo, tu lesión sigue inflamada y el dolor no ha disminuido, podrías tener una fractura o una dislocación que no fue detectada. Visita al médico a fin de asegurarte de no tener una lesión más seria de lo que habías pensado inicialmente.

Consejos

  • Aunque los dolores de cabeza no están acompañados de una inflamación, una compresa fría en la frente, de sien a sien, o en la nuca, puede aliviar el dolor.

Advertencias

  • Nunca enfríes una compresa química antes de activarla. Ten presente que hacerlo podría resultar en que la compresa se enfríe demasiado como para que sea seguro aplicarla sobre la piel.
  • Busca siempre atención médica para las lesiones serias antes de tratarla por ti mismo. Si sospechas que tienes una fractura o una dislocación, debes visitar al médico.

Cómo preparar tu propia mezcla de alta potencia como  Aceite de masaje para aplicar las compresas:

*Añade estas fórmulas a (1/2 taza) 4 onzas de aceite vehicular V6  o aceite de masaje Ortho Ease

Receta 1:

  • 10 gotas Ebúrnea 
  • 10 gotas de Menta
  • 10 gotas de Mejorana
  • 8 gotas Helicriso
  • 8 gotas de Ciprés 

Receta 2:

  • 20 gotas Ebúrnea
  • 15 gotas de Mejorana
  • 10 gotas de Enebro 
  • 10 gotas de Ciprés
  • 6 gotas de Picea azul de Idaho
  • Puede agregar estas fórmulas a 1/2 taza (4oz) de Ortho Ease para reforzar sus efectos.


DESLINDE DE RESPONSABILIDAD: La información publicada en todas las páginas de Esencias en Armonía es solamente con el propósito de educar. Estas declaraciones no han sido evaluadas por la Administración de Alimentos y drogas (FDA ) de Los Estados Unidos. Estos productos no tienen la intención de diagnosticar, tratar, curar, o prevenir enfermedades. Cualquiera que esté sufriendo de alguna enfermedad o herida debe primero consultar a su profesional médico. Estos usos sugeridos de los Aceites Esenciales se aplican solamente a los Aceites Esenciales de Grado Terapéutico exclusivo de la marca Young Living Aceites Esenciales. El uso de otros aceites no garantiza el resultado. Me deslindo de la responsabilidad del uso que hagan de esta información.

 

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