Mousse es un vocablo francés que significa “espuma” y de eso se trata precisamente esta preparación irresistible. Dulce o salada, si se sirve como entrada, la mousse puede ser tanto fría como caliente; pero si es un postre, se sirve bien fría.
La denominación mousse sugiere en gastronomía la idea de elaboración liviana, ligera o etérea. Su marca registrada son las burbujas de aire que le dan una amplia y voluminosa textura. Puede variar desde una concepción ultraligera y esponjosa, hasta una más cremosa y espesa, dependiendo de las técnicas de preparación. Una mousse puede ser dulce o salada. Cuando es servida como postre, las mousses se hacen típicamente con clara de huevo a punto de nieve o crema batida, y, en general, con sabor a chocolate, puré de frutas o varias hierbas y especias, como la menta o la vainilla.
Ingredientes:
- 4 gotas de Aceite Esencial de Limón (que suplirán la ralladura de limón)
- 1/2 taza de jugo de limón
- 1/2 taza de azúcar
- 4 huevos
- 7 gr de gelatina sin sabor
Instrucciones:
- Separa las claras y las yemas de los huevos.
- En un recipiente bate las yemas con un batidor de alambre. Agrega la mitad del azúcar y calienta a baño María, siempre revolviendo.
- Cuando las yemas estén más cremosas, hidrata la gelatina con un poco de agua e incorpórala en la mezcla de las yemas, revuelve todo.
- Agrega el jugo de limón y mezcla hasta que comience a espesar.
- Retira del fuego y deja enfriar.
- En otro recipiente bate las claras a punto nieve con el azúcar restante y el Aceite Esencial de Limón.
- Incorpora ambas preparaciones en forma envolvente para no perder el aire en éstas.
- Deja reposar en el refrigerador durante unas 2 horas antes de servir y podrás disfrutar de un delicioso postre con aceite esencial de limón.
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